No es ningún secreto que nuestra dieta actual carece de muchos de los minerales y vitaminas importantes que necesitamos para gozar de buena salud. Uno de estos, es el magnesio.
El magnesio es responsable de más de 400 reacciones bioquímicas en el organismo e interviene en la producción de energía, la síntesis de proteínas, la replicación del ADN y mucho más.
Aunque el magnesio puede obtenerse de ciertos alimentos (como las verduras de hoja verde, los frutos secos y las semillas), la mayoría de nosotros no obtenemos suficiente sólo con la dieta. Aquí es donde entran en juego los suplementos.
Tomar suplementos de magnesio puede ayudar a corregir una deficiencia y restablecer el equilibrio en el organismo. Pero, ¿cómo hemos llegado a descubrir sus beneficos?
Echemos un vistazo a la historia del magnesio.
En 1808, Sir Humphry Davy descubrió el magnesio cuando lo aisló de la sal de Epsom (sulfato de magnesio). Observó que cuando el magnesio se quemaba, producía una luz blanca brillante.
En 1831, Jean Pierre Armand, observó que cuando se alimentaba a los animales con una dieta deficiente en magnesio, desarrollaban debilidad muscular y temblores.
Esto le llevó a concluir que el magnesio era un nutriente esencial para los animales. No fue hasta mucho más tarde cuando los investigadores empezaron a investigar el papel del magnesio en la salud humana.
Siglos más tarde, en 1955, Carl Pfeiffer trató a pacientes con enfermedades mentales con altas dosis de magnesio, con cierto éxito… y años después, en la década de 1970, empezaron a surgir estudios que demostraban los beneficios de los suplementos de magnesio para la salud cardiovascular.
Desde entonces, se han realizado numerosos estudios sobre la eficacia de los suplementos de magnesio para diversas afecciones, como migrañas, dolores de cabeza, alivio de los síntomas del síndrome premenstrual, trastornos de ansiedad, dolor crónico, diabetes tipo 2, osteoporosis, prevención de la fatiga, fibromialgia... ¡y la lista continúa!
El magnesio se ha asociado durante mucho tiempo a una serie de conceptos erróneos, y uno de los más frecuentes es que es demasiado caro o difícil de conseguir en el mercado. La verdad es que los costes asociados al magnesio han disminuido significativamente a lo largo de los años.
Además, debido a los avances tecnológicos y en los procesos de producción, estas materias primas están ahora más disponibles que nunca. Por ello, hay más opciones que nunca para los consumidores que desean una fuente asequible de magnesio.
Así que no dejes que los mitos sobre el magnesio te frenen: ¡investiga y encuentra la opción que mejor se adapte a ti!